martes, 22 de abril de 2008

Las 10 Mejores Marcas del Mundo

Google es la mejor marca del mundo por segundo año consecutivo:

1.- Google
2.- General Electric
3.- Microsoft
4.- Coca Cola
5.- China Mobile
6.- IBM
7.- Apple
8.- McDonald's
9.- Nokia
10.- Malboro


Fuente:

http://www.emol.com/noticias/tecnologia/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=301238

jueves, 17 de abril de 2008

WALDECK - BALLROOM STORIES

miércoles, 16 de abril de 2008

JUSTICE - D.A.N.C.E.

martes, 15 de abril de 2008

Santiago - Concepción. 31 de Enero 2008.

Por fin estabamos de vuelta en Chile. Recogimos nuestras maletas y pasamos por la aduana. Una compañera todavía llevaba la manzana del avión de Qantas, así que la multaron. Pasamos todo como en una hora y después nos quedamos esperando hasta las 13.00 cuando salía nuestro avión a Concepción. Llamé a mi casa para avisar a que hora iba a llegar y les pedí que me esperaran con una buena comida.

Fuimos a comer al Gatsby, y luego hicimos check in en LAN. Pasamos al Duty Free y estuvimos esperando alrededor de una hora. Estabamos todos hediondos después de tanto viajar, incluyendo dos noches con la misma ropa. En ese momento sentía que entendía la hediondez de los chinos y alemanes, quizás estaban en la misma situación que nosotros. Fui al baño y me cambie de ropa con lo que tenía en la mochila. Por fin volvía a usar short y polera.

Tomamos el avión que salió con retraso y como a las 15:00 llegamos a Concepción. Nos despedimos y fuimos a dejar al Carlos a su casa. Luego llegue a mi casa a abrir mi maleta, repartir los regalos y, por fin, comer comida chilena, lo que más extrañaba: Un buen trozo de carne con papas fritas, y una ensalada de tomate y palta.


Esa noche, me tomaría unas buenas piscolas.

Frankfurt. Viaje a Madrid y a Chile. 30 de Enero 2008.

Esta vez aterrizamos sin espera y el aterrizaje fue perfecto. Ya conociamos el aeropuerto así que no tuvimos los problemas de la primera vez. Llegamos a las 6 de la mañana. Nos despedimos de algunos compañeros y profesores que se iban para otros lugares, y luego dejamos nuestros bolsos de mano en una custodia.

El avión salía de noche, como a las 8, así que ibamos a pasar el día en la ciudad. Teniamos que esperar por lo menos hasta las 9, para tomar un tren al centro de Frankfurt. Por mientras recorrimos el aeropuerto. Primero fuimos a comprar Euros en una máquina para tarjetas. Mi tarjeta no funcionó así que el Carlos me compró. Luego estuvimos dando vueltas en el aeropuerto. Habían tiendas de ropa de lujo en que todo era super caro: camisas de 80-120 lucas, zapatos de 300 lucas, etcétera. Los artículos electrónicos también eran caros.

Más tarde estuvimos esperando en un McDonalds. Donde hablamos con una empleada chilena, que nos contó algunas cosas sobre la ciudad y sobre Alemania. Despues estuvimos en un salón grande para comer, donde podiamos ver el aterrizaje de los aviones. Llegaba un avión cada 1 minuto y medio a nuestro terminal. Cuando un avión aterrizaba, ya se veía el siguiente llegando.

Luego tomamos el tren a Frankfurt, que nos dejó en una plaza en el centro. Nos recomendaron no burlarnos de los alemanes, como lo haciamos con los chinos, ya que algunos podrían entender español. Caminamos un rato con el grupo y luego nos separamos. Lo primero que nos llamó la atención fue una tienda china. Las calles estaban vacías, seguramente por la hora y el frío, aunque no era tan frío como Beijing. Primero recorrimos el barrio antiguo, que había sido destruido durante la segunda guerra mundial, y luego reconstruido tal como era antes. Había gran cantidad de plazas e iglesias bacanes.




Después caminamos al barrio financiero, lleno de rascacielos nuevos y bacanes. Las calles estaban llenas de Mercedes, Bmw, Porsche y Peugeot, hartos autos smart también. Los taxis eran Mercedes. Habían unos trenes que cruzaban la ciudad, y a diferencia de los trenes chilenos, se detenían con la luz roja.



Llegamos a un parque, donde nos fotografiamos debajo del edificio del Banco Central Europeo. Luego buscamos un lugar para comer. Nos metimos a un restoran de desayuno en un edificio, donde nos comimos unos sandwich alemanes, tipo baguette, con cerdo, lechuga, quesillo, etcétera. también me tome una cerveza. En ese momento notamos que el restoran estaba lleno de alemanes vestidos elegantemente para ir a trabajar, mientras nosotros estabamos con la misma ropa de varios días, con la que dormimos, barbones y despeinados, y tomando cerveza a las 9 de la mañana.


Después seguimos dando vueltas por el parque y fotografiandonos en los edificios cercanos. Hasta que nos habló un alemán preguntando si eramos turistas, de dónde eramos, y luego nos recomendó subir a la Maintower, uno de los lugares turísticos de Frankfurt.

Cuando ibamos llegando nos encontramos con el resto del grupo. Pagamos tarifa de estudiante, alrededor de 3 lucas y luego había que pasar por un detector de metales. De ahí teniamos que subir en un ascensor a 100 Km/h hasta el piso 55, a 200 metros de alturo, y luego a pie a la azotea del edificio. Ahi tenían un mirador con varias imágenes del skyline de Frankfurt con los edificios rotulados, así como lentes para mirar desde lejos.





Cuando nos ibamos, traté de salir pero la puerta giratoria no se abría (las puertas en Beijing erabn automáticas pero éstas había que empujarlas para que giraran), así que apreté un botón que hizo que el mecanismo se detuviera (era el botón por si alguien quedaba atrapado en la puerta). Tuvo que venir una alemana a abrirme.

Nuevamente nos separamos, y decidimos ir al río que vimos desde la altura. Cruzamos el puente y nos fotografiamos con el skyline. Al otro lado del río nos encontramos con unos patos, típicos de los cuadros o patos de madera que hay en algunas casas.






Luego volvimos a cruzar el río y llegamos al barrio antiguo nuevamente. Pasamos a una tienda a comprar kuchenes alemanes, y luego fuimos a tomar cerveza. No sabiamos que comprar así que nos demoramos harto en decidir. Finalmente pedimos unas weas, y el alemán que atendía nos empezó a preparar una salchicha. Nosotros le deciamos que no, que queriamos cerveza, y nos mostró otra lista con las cervezas. Nuevamente no sabiamos que elegir. Al final pedimos la más cara. La cerveza era exquisita. Mientras tomabamos cachamos a varios alemanes comiendo salchichas y nos dio ganas de comer también, pero en otro local.

Luego pasamos a una tienda de recuerdos, donde atendía un alemán malhumorado. Cuando le dijimos que eramos chilenos se puso feliz y decía: "chilenos! ohhhh! yo pensar ser españoles!" y ya no estuvo más enojado. Seguramente odiaba a los españoles y creyó que eramos españoles por nuestro idioma. Luego leí las etiquetas de nuestros recuerdos alemanes y estaban todos hechos en China.

Después fuimos a un paseo peatonal. A esa hora las calles ya estaban llenas. Pasamos a una tienda a comer salchichas, y nos dieron un completo con una salchicha café, ketchup y mostaza, y arriba unas frituras. Era bueno y barato. La mina que atendía igual era super rica, igual a Kirsten Dunst.

Pasamos por varias tiendas de deportes, donde vendían zapatillas super caras, desde 60 lucas en adelante, y todas estaban hechas en China o Vietnam. Además, las tiendas estaban a cargo de puros negros con ropa deportiva.

Seguimos dando vuelta y nos encontramos con algunos chinos turisteando. Luego entramos a una tienda tipo Falabella pero alemana. Era gigante, de como 6 pisos, pero como todo en Alemania, era cara. De ahí estuvimos esperando en la plaza a la que llegamos hasta reunir todo el grupo y volvimos al aeropuerto.

Tomamos el avión a Chile: LAN. Por fin estabamos con gente que hablaba español y nos dieron diarios chilenos. El viaje a Madrid era un poco más de 3 horas, así que quería mantenerme despierto para acumular sueño para el viaje largo, sin embargo, apenas me subí al avión me dormí.

Llegamos a Madrid y todavía estaba medio dormido. La llegada no fue tan brígida como el viaje de ida, nadie nos revisó ni nada. El aeropuerto de Barajas era super extraño, parecía estar siempre vacío. Fuimos al baño y luego nos tomamos unas bebidas con Lavín.

En el viaje de vuelta a Santiago, nuevamente me dormí sin necesitar gran cantidad de alcohol, y dormí produndamente todo el viaje hasta Santiago. Al otro día comentaban que el viaje fue super penca, lleno de turbulencia, que algunas viejas lloraban e incluso un idiota quería bajarse del avión, pero yo no sentí nada. Sólo pensaba en llegar a Chile, a mi casa y comerme un buen bistec.

Volviendo a Chile. Singapur. Viaje a Frankfurt. Martes 29 de Enero 2008.

Nos despertamos temprano y, sin desayunar, salimos a dar unas vueltas alrededor del hotel para gastar nuestro últimos Dong. No encontramos ninguna tienda buena, así decidimos volver a ver la tienda del hotel. Luego fuimos al salón donde estaban todos desayunando y terminamos comiendo también. Comí como cerdo, por lo menos unos 4 platos. En ese momento Linh, el vietnamita de 40 Kg, me dijo "tú come mucho", y yo sólo me reí.

Más tarde partimos rumbo al aeropuerto. Nos demoramos como una hora debido a la gran congestión vehicular, además había un accidente de tráfico.

Por fin llegamos e inmediatamente fuimos a hacer check in. El aeropuerto estaba super lleno, como todos en esa época cercana al año nuevo chino, en que todos viajan a ver a sus familias. En medio de la muchedumbre, un punga vietnamita le robó la cámara fotográfica a Federico Iriberry, así que tuvo que ir con Tahn a dar aviso a los pacos vietnamitas, que no hicieron nada.


Nos despedimos de nuestros guías vietnamitas y luego pasamos al Duty Free, donde compramos las últimas cosas y estuvimos esperando alrededor de 40 minutos, hasta tomar el avión de Singapore Airlines que nos llevaría a Singapur. Habíamos cambiado la ruta de vuelta debido al mal tiempo en China.


El avión de Singapur era bacan, así como la atención. La mejor aerolínea en que viajamos. Me fui todo el rato despierto y por segunda vez me tocó en la ventana. Llegando a Singapur pude ver la gran cantidad de barcos que circulaban por alrededor, en el estrecho de Malaca, la principal ruta que une el mar del sur de China, donde se encuentran todos los países importante del sudeste asiático, con Europa. También podía ver la ciudad, muy moderna y llena de edificios, y sitios donde estaban rellenando el mar para seguir ampliando la isla.



Nos encontrabamos en un lugar mucho más cercano al Ecuador, así que al bajarnos del avión sentimos gran humedad y calor. Recogimos nuestras maletas y nos dirigimos al terminal 1. El aeropuerto de Singapur es bacan, lleno de tiendas, parecido a un mall, con cines, restoranes y pubs con música en vivo, piscina, etcétera. Recientemente fue elegido el 3° mejor aeropuerto del mundo, después del aeropuerto de Malasya y Corea del Sur.

Tomamos un tren hasta el terminal 1, donde tendríamos que esperar 5 horas hasta la salida del avión. Fui a una casa de cambio donde cambié todo el dinero oriental que tenía: yuan, dong y dólar de Hong Kong, logrando recaudar US$90. Me compré unos audífonos y unos perfumes, que estaban muy baratos. Estuve dando vueltas alrededor de 3 horas y luego me dirigí a la puerta de salida del avión, donde estaban todos esperando. El Carlos por mientras buscaba la forma de reclamar por su maleta, sin obtener resultados.


Mientras esperabamos, algunos utilizaban unas máquinas en que uno metía los pies y hacían masaje. Una compañera tenía miedo de meter los pies, ante lo cual María José Rodríguez le comentó "no te preocupes, al principio duele pero después te gusta", provocando las risas de todos.

El aeropuerto estaba lleno de gente extraña, de todas partes del mundo: gran cantidad de europeos y gringos, pero también negros, indios, musulmanes vestidos con turbantes y barbas gigantes, etcétera.



Finalmente partimos en un avión lleno de alemanes. La mayoría venía desde Australia de vuelta a Alemania. El avión estaba asqueroso, hediondo, mucho más hediondo que cuando viajamos con los chinos. En la fila trasera a la mía, iba sentado el Carlos, y le toco con el "hediondo", el alemán más nefasto del avión. Todos ponían cara de desagrado o trataban de cambiarse de puesto, ante lo cual el alemán se sintió identificado y rechazado, y el mismo pidió que lo cambiaran de puesto al final del avión con los demás hediondos. En reemplazo del alemán llego una vieja rica. El Carlos se pusó super feliz y mientras celebraba le pegó un manotazo en la cara a un azafato.

Comimos, por fin una comida de tipo occidental, me tomé 2 botellitas de vino australiano, ya que veniamos en una aerolínea australiana sólo nos servían productos hechos en Australia. También, nos dieron una bolsa con un set de viaje: tenía una manzana, agua mineral, chicles, galletas, maní. Después de la comida me tomé 2 whiskys y me dormí hasta el día siguiente, llegando a Frankfurt.

jueves, 10 de abril de 2008

Hanoi. Viaje a Hanoi, Restorán tóxico, Barrio Antiguo, Aldea de la Seda, Compras en Hanoi, Nuevo Hotel. Lunes 28 de Enero 2008

Despertamos temprano y, como ibamos a viajar, no desayunamos. Bajamos al lobby del hotel, donde estuvimos escuchando música en vivo, mientras un chino ebrio bailaba. Fue super chistoso.




Luego partimos de vuelta a Hanoi. Pasamos por un restorán en la carretera, que estaba lleno de animales exóticos embalsamados o conservados en formalina. Oso negro, Cobra, Cuervo, etc..
La comida fue similar a la del restoran Hong Kong de Halong Bay, no muy buena. Sólo me gustaron los calamares. Para beber teniamos que pagar por algo o beber té gratis. Luego de comer seguimos con el viaje y llegando a Hanoi divisamos un elefante.



Nos llevaron a recorrer el barrio antiguo en carritos-bicicleta. Justo cuando nos estabamos subiendo llegaron policías vietnamitas furiosos echando la foca por micrófono para dispersarnos. En la confusión me baje del carro, y me quede en el centro con Claudio, Franco, el Grinch, Linh y Tahn. Fuimos caminando a un bar cercano donde vendían gran variedad de té. Tenían una carta entera de diferentes variedades. Tomamos el que nos recomendaron los guías, y ellos tomaron café con hielo y leche condensada.
Luego de un rato volvimos al lugar donde llegarían los demás. Tomamos el bus nuevamente para ir a una aldea conocida por su seda: VAN PHUC. Primero pasamos por una fábrica de seda, donde vimos a los gusanos en acción formando una especie de pelusa, que luego era transformada en hilos de seda. Luego estuvimos recorriendo y en uno de los locales me compré 3 corbatas de seda por 3 lucas.




Cuando nos ibamos el bus se quedó atascado en un cable de luz, y sólo después de una complicada e imprudente maniobra logramos liberarnos. Entonces nos trasladamos de vuelta al centro donde todos nos bajamos a hacer nuestras últimas compras (ya eramos autodenominados como "compradores del futuro").

Primero recorrimos algunas tiendas electrónicas y luego entramos a un mall. En el mall comprariamos unas latas de tónica para tomar el vodka que nos sobró. Además conocimos el etanol, otro copete vietnamita. Más tarde encontramos una buena tienda donde nos compramos camisas y poleras.





Al anochecer nos reunimos y fuimos todos a comer a una pizzería. Comimos unas costillas de vaca rostizada, anillos de cebolla frita, pan con ajo y luego pizza. Yun-tso Lee estaba emputecido por estar comiendo pizza en Vietnam y no comida oriental, pero hasta las pizzas eran extrañas, o por lo menos una pizza de mariscos que no a muchos les gustó.

Llegamos bastante tarde a nuestro nuevo hotel, alrededor de las 22:00, y habíamos pactado jugar un partido de fútbol contra los vietnamitas, equipo formado por el hijo del embajador en Vietnam. Con el Carlos fuimos a nuestra pieza y nos vestimos con nuestras vestimentas deportivas compradas en China. Yo estaba con el uniforme de Chelsea y el Carlos con Manchester Utd. Bruno no tenía ropa deportiva así que bajo en calsoncillos. Manuel estrenaría unos chuteadores recién comprados. Sin embargo, los vietnamitas arrugaron y nunca llegaron. Se excusaron diciendo que era muy tarde.

Volvimos a nuestra pieza y ocupe el baño, dejándolo hediondo por el resto de la noche, por lo cual el Carlos se negó a ocuparlo aun cuando igual quería hacerlo. Más tarde bajamos a jugar unos partidos de Winnin Eleven en el Playstation 3 que se compró Claudio, y luego volveriamos a nuestra pieza a hacer nuestras maletas.

Teniamos que arreglar nuestro equipaje de tal manera de calcular bien los pesos. En las primeras aerolíneas podriamos llevar hasta 25 Kg, pero en LAN sólo 20. Así que había que calcular unos 20 Kg en la maleta, llevar lo máximo posible en el bolso de mano, y lo más pesado llevarlo puesto.

Me tomé el vodka solo ya que el Carlos arrugó, me corté las uñas y me dormí.

Halong Bay. Paseo en Barco, Caverna, Restoran Hong Kong, Ebriedad. Domingo 27 de Enero 2008

Nos depertamos temprano para viajar a Halong Bay. Este lugar es Patrimonio de la UNESCO. Está formado por más de 1000 islas famosas por sus acantilados y cuevas, además es un mar sin olas, debido a tal cantidad de islas. Es uno de los destinos turísticos más importantes de Vietnam.

El viaje en bus duró alrededor de 2 o 3 horas. Dormí la mayoría del tiempo. A mitad de camino pasamos por una fábrica de estatuas de cerámica, seda y otros productios vietnamitas. Pasamos más que nada para ir al baño, ya que los precios eran muy caros (para turistas gringos).



Luego pasamos por gran cantidad de arrozales. Vietnamitas vestidos con sus gorros tradicionales los trabajaban. Me llamó la atención que había gran cantidad de cementerios en el camino, metidos incluso dentro de los arrozales. También vi gran cantidad de industrias, sobre todo de productos electrónicos. Luego me volví a quedar dormido, y de vez en cuando despertaba y veía algunos poblados en la carretera. Como siempre, cada vez que tenía que viajar me tomaba un relajante muscular para descanzar mejor.


Cuando llegamos fuimos directo al hotel. Bastante más bacan que el último que estuvimos. Tenía un elegante hall de entrada donde tocaban música en vivo, piscina, y grandes habitaciones con vista al mar. Para este viaje sólo trajimos lo necesario para una noche, así que sólo llevabamos mochilas.

Después volvimos al bus y llegamos a unos muelles donde tomamos un barco que nos llevaría a un tour por la bahía. El viaje duraba alrededor de 5 horas. Para empezar nos sirvieron comida. Consistía en una serie de platos para degustar, todos productos del mar. Antes de comer me tome unos cuantos antihistamínicos, para que no me volviera a pasar lo de Beijing (había comido camarón, calamar y caballo de mar, entre otras cosas).




Comimos gran variedad de platos: camarones, unas jaibas extrañas con caparazón con camuflaje, calamares y cebollas fritas, papas fritas, y volvimos al clásico pescado tóxico, con cabeza, ojos y cola, tal como lo preparaban en China (Claudio volvería a comerse los ojos durante este viaje). Toda la comida fue muy buena exceptuando por el pescado. Acompañamos con cerveza Tigre.



Luego descanzamos y salimos al exterior a observar el maravilloso paisaje. A veces se acercaban algunos pescadores en sus lanchas a ofercernos plátanos y otras frutas. Estos pescadores vivían en casas flotantes en la bahía.




Ya estaba medio chato de andar en barco, cuando cambiamos de dirección y nos bajamos en una isla, famosa por su gran Caverna. Subimos por la ladera de un acantilado y entramos en la caverna. Por dentro estaba iluminado con luces de todos los colores, lo que creaba un gran efecto. Como basureros habían pingüinos de metal. Nos fotografiamos con ellos al recordar a nuestro amigo Pingüino.



La caverna era enorme y nos demoramos bastante en salir. Afuera se veía un gran paisaje, y más arriba se encontraba otra caverna, sin iluminación y poblada de murcielagos. Tuve la intención de subir pero la escalera era muy parada. Avance unos metros y me devolví.


De vuelta en el barco algunos compañeros compraron unos whiskys para emborracharse camino al hotel. Yo me dormí una siesta.

Cuando llegamos ya estaba oscureciendo, pasamos al hotel a cambiarnos de ropa y luego fuimos a comprar alcohol. Luego de caminar un rato encontramos un local donde compramos vodka y tónica, y hielo (costo hacerle entender al vietnamita que queriamos hielo).

Más tarde nos reunimos en el hall del hotel donde escuchamos la música en vivo, y luego caminamos rumbo al restorán Hong Kong, cercano al hotel, para cenar. Gonzalo Guzmán estaba ebrio y se burlaba de los vietnamitas, a la vez jugaba con la comida y hacía estupideces, como comerse las jaibas con caparazón.



Me devolví antes con el Carlos que quería usar el computador. En ese momento sentí caleta de sueño y subí a la pieza para que se me pasara. Una vez arriba me tomé unos copetes y me recosté a descanzar.
No podría despertar más durante la noche. Aun cuando tenía un copete en mi velador, el sueño fue más fuerte.

Hanoi. Templo de la Literatura, Mausoleo Ho Chi Minh, Restoran, Museo Armas, Marionetas sobre el agua, Compras en Hanoi. Sábado 26 de Enero 2008

Segundo día en Hanoi. Nos dejaron dormir un poco más ese día, debido al carrete del día anterior. Esta vez si tomamos desayuno, ya que encontramos el restoran en el último piso del hotel.

Tomamos el bus para ir al Mausoleo de Ho Chi Minh, lugar donde se encontraba el cádaver de Ho Chi Minh embalsamado. Al llegar nos advirtieron que no podriamos entrar con artículos electrónicos, como cámaras y celular, ni tampoco con botellas con agua.


Nos bajamos y tuvimos que formarnos en fila para entrar. Primero para pasar por un detector de metales y por rayos X. Yo tenía mi botella de agua que me tuve que tomar al seco antes de llegar al control. Quienes no habían cumplido sus advertencias debían dejar sus artículos en una custodia.

Seguimos avanzando, todos formados en dos filas paralelas y escoltados por soldados con metralleta. El mausoleo estaba rodeado de un gran parque, con grandes extensiones de pasto, árboles bonsai y de mandarinas y pomelos.

Finalmente entramos al mausoleo y llegamos a la cripta donde estaba el cádaver dentro de una cúpula de vidrio, parecía un muñeco de cera. Estaba rodeado por un foso lleno de soldados .armados.

Luego salimos y pasamos nuevamente por la custodia. En seguida nos llevaron a conocer la casa y el auto de Ho Chi Minh cuando era pobre, la casa de montaña de Ho Chi Minh, con palafitos para los tiempos de inundaciones, y el palacio de Ho Chi Minh, cuando ya era el gobernante. este sector estaba lleno de jardines muy bien trabajados, pavos reales enjaulados, y una laguna con peces naranjos.

Saliendo había gran cantidad de tiendas para los turistas, donde me compré muchos gorros por $500 o luca cada uno.

Volvimos al bus y nos dirigimos al Templo de la Literatura, la primera universidad de Vietnam. Por dentro me recordó a la Ciudad Prohibida, pero en miniatura. Estaba llena de gringos sacándose fotos y comprando recuerdos.




Tenía grandes jardines, con piletas llenas de flores de loto podridas, árboles bonsai de todas las formas posibles, estatuas de demonios y tiendas de recuerdos. Algunos sectores estaban decorados con plantas de bambú, que parecien ser marihuana, por el parecido de las hojas.


Habían unas tortugas que cargaban unas tablas de piedra, en que los vietnamitas tallaban las notas de los estudiantes. Eligieron a la tortuga para cargar las notas por su sabiduría.



Finalmente llegamos a un templo, lleno de estatuas de madera de apariencia extraña, y humo de incienso. Afuera del templo habían tiendas donde vendían recuerdos y cosas típicas de Vietnam, como productos de seda. Una vietnamita quizó venderme una bata de seda por US$100 y le dije altiro que no. Cuando volví a pasar me la ofreció por $50. Más adelante las encontraría por $30, pero no compré. Otra razón más para desconfiar de los vietnamitas.
Cuando volviamos todos estaban maravillados por los últimos acontecimientos, y la belleza de Vietnam. Lavín comparó a China con EEUU mientras alababa la cultura vietnamita, y Yun-tso Lee picao respondió: "nosotros le enseñamos a leer a estos weones!". A la salida, una vietnamita me vendió 3 poleras bordadas por 3 lucas.



Después nos dirigimos a almorzar, a otro restoran invitados por el embajador. Lavín y Yun-tso Lee se fueron en una moto arrendada por Yun-tso Lee, siguiendo el bus y metidos entre el tráfico de Hanoi. A medida que avanzabamos, las casas eran más grandes y bonitas, así que suponiamos estar en un barrio cuico de Hanoi.

Llegamos a un restoran escondido en un hoyo, y detrás de unas casas, en un camino de tierra al lado de otro lago. Pero por dentro era bacan: tenía un foso lleno de flores, un puente y estatuas de madera, adentro teniamos comida buffet, y habían vietnamitas celebrando el año nuevo chino.



Probé algunas comidas vietnamitas, pero nuevamente preferí comer más pizza y tallarines con salsa de tomate (2 platos), luego me comí 2 platos más de postres. Ya estaba chato de las comidas raras, y extrañaba la comida chilena. Durante la comida nos dieron un vino (malo) y bebidas.

Con la guata llena, me pare a caminar un rato. Sacamos algunas fotografías por los alrededores, y luego nos juntamos para ir a otra actividad.




En el camino de vuelta, Yun-tso Lee y Arellano se vinieron en la moto. Parecían un par de maricones, ya que Arellano asustado, abrazaba a Yun-tso Lee, y éste trataba de asustarlo más. Mientras nos seguían nos burlabamos y les lanzabamos cosas desde el bus.

Llegamos al Museo de las Armas. El museo más bacan de los que fuimos. Por fuera estaba lleno de camiones, aviones, cañones, y desechos de la Guerra de Vietnam vs EEUU. Nos fotgrafiamos con todo el armamento. Por dentro había un tanque, autos, y gran cantidad de material sobre la guerra (comparando, el museo de la guerra del opio era una mierda). A la salida me tomé una cerveza y me compré una polera de Hanoi y otros gorros.






Después, fuimos a ver el show de Marionetas sobre el Agua. Consistía en una pileta llena de agua verde, sobre la que se movían unas marionetas que se agarraban a mocha y recreaban la historia de Vietnam, con fuego y humo incluido. Por detrás había una casa donde estaban escondidos los tipos que las movían. Al lado había un grupo de música en vivo que acompañaba la acción del show. Fue super fome, todos dormían o bostezaban. Luego de 1 hora, por fin terminó.



Cuando nos ibamos Lavín pidió algunos voluntarios para ir a comer Cobra, pero yo y el Carlos decidimos recorrer Hanoi e ir a hacer más compras.

Estuvimos en el centro de Hanoi por largo rato. Primero en una zona donde vendían melateas y zapatillas. Compramos una maleta para llevar las cosas que compraramos, y el Carlos se compró unas zapatillas. Luego estafaría a una vietnamita con un gorro y polera a muy bajo precio. A veces encontrabamos buenos negocios a los que queriamos volver después, pero era sumamente complicado debido a que las calles de Hanoi no son ordenadas en cuadrados como en Chile, sino que pueden ir en cualquier dirección. Varias veces tuvimos que pedirle indicaciones a la vietnamita de las zapatillas acerca de dónde poder comprar chaquetas y poleras.

Llegamos a una tienda llamada "Made in Vietnam", donde vendían parkas North face bacanes. Antes de ir a China fui al mall en Concepción, y en la tienda North Face todo era hecho en Vietnam, así que nos aguantamos hasta llegar a Vietnam para comprarnos parkas y no nos equivocamos. Inmediatamente nos compramos las parkas.

Todavía nos faltaban las poleras, y el Carlos estaba desesperado porque ya no le quedaban poleras limpias. Caminamos cuadras y cuadras, incluso en círculos buscando tiendas, pero la mayoría estaban cerrando o no encontrabamos lo que buscabamos. Mientras caminaba no paraba de tirarme peos (por la caminata y por haber comido tanto al almuerzo). Nos metimos a una calle peatonal llena de gente, que al final decidimos evitar para que no nos asaltaran. En otra parte se acerco un niño con una cajita con inciensos ofreciéndome marihuana, decía: "do you want marihuana? do you want marihuana?!!".

Finalmente paramos un taxi para que nos diera unas vueltas por el centro. Cada vez que el Carlos veía una tienda, paraba al taxi y se bajaba corriendo a comprar. En una de esas situaciones, me tiré 2 peos nefastos, estando solo con el taxista. El olor hasta para mí era asqueroso, y el taxista tosía y tenía arcadas, mientras yo estaba cagado de la risa. Incluso tuvo que abrir la ventana. Cuando volvió el Carlos, lo primero que exclamo fue: "quién se cagó!!!". Yo no pude parar de reir en harto rato, mientras el taxista seguia tosiendo y sacando la cabeza por la ventana.

Ya estabamos chatos de dar vueltas y le deciamos al taxista que nos llevara a nuestro hotel: SUNNY HOTEL. Después de dar caleta de vueltas por lugares desconocidos para nosotros, llegamos a un Suni hotel o algo similar, nosotros le deciamos que no, y le mostrabamos la tarjeta. El taxista decíua: aaahhhhh si si. Después de otro montón de tiempo, estuvimos metidos en unas calles super chicas y llenas de gente, y el taxista tocaba la bocina y hacía correrse a todos. No paraba nunca de tocar la bocina. Luego de un rato llegamos al Sunny Hotel, pero no era el nuestro, tenía el mismo nombre pero no era el nuestro! Le mostramos un mapa que había en la tarjeta, y finalmente, después de una hora de viaje o más, llegamos a nuestro hotel. Cuando nos ibamos a bajar me volví a cagar y mientras me reía el Carlos me golpeaba. La cuenta sólo era de 100 dong, 3 lucas chilenas, pero el taxista nos quería cagar cobrándonos 100 a cada uno. Al final sólo le pagamos 120. Después supusimos que la actitud del taxista fue una represalia o compensación por haberme cagado en su taxi.



Agotados de tanto caminar, sólo queriamos llegar a nuestra habitación e ir al baño. El Carlos me cagó y llegó primero que yo, pero después de mi turno nadie más pudo ocuparlo esa noche.

Después de eso me tome unos copetes y me dormí.

Hanoi. Reunión con autoridades, Paseo por el Barrio Antiguo, Fiesta Vietnamita. Viernes 25 de Enero 2008.

Despertamos, nos vestimos pero no desayunamos ya que no sabiamos donde estaba el restoran del hotel. Salimos a dar una vuelta para cachar donde estabamos y cambiar dinero. La ciudad era sucia y desordenada, llena de cables eléctricos. Lo que más había eran motos, tocando la bocina todo el día. Los vietnamitas eran capaces de llevar cargas enormes en sus pequeñas motos. Las tiendas vendían ropa copiada y original. No era tan barata como en China pero sí de mejor calidad.

Luego de una vueltas, decidimos volver para no perdernos. Terminamos cambiando dinero en una casa de cambio frente al hotel. Yo no quería gastar mucho dinero en Hanoi porque estaba ahorrando para salir de vacaciones de nuevo llegando a Chile, así que sólo cambie US$100, por los que me dieron 16 millones de Dong (moneda vietnamita).
Luego me enteraría que estabamos en el Barrio Antiguo de Hanoi, donde estaban la mayoría de las atracciones turísticas de la ciudad. Así que podriamos ir caminando a los puntos de interés.
Nos reunimos en el Hall del hotel y fuimos, caminando, al edificio de la Asociación de Amistad Chile-Vietnam. Durante el viaje, nuestro guía: Than (que hablaba inglés), nos explicaba algunas cosas de Hanoi, como la manera de cruzar la calle. En la mayoría de las ciudades orientales las leyes del tránsito no eran muy respetadas, así que cuando cruzabamos la calle había que hacerlo como pudieramos no más. En China no habiamos tenido muchos problemas porque habían pasarelas o túneles para cruzar las grandes calles, pero Hanoi sólo tenía calles estrechas con cientos de motos. Para cruzar teniamos que hacerlo caminando en línea recta, y las motos pasaban por alrededor. Si por el contrario, corriamos, como sentiamos la tentación de hacerlo, los motoristas no sabían como ibamos a reaccionar y nos podían atropellar.

Video de demostración:

Llegamos al edificio, y nos llevaron a un salón, con cortinas rojas, banderas de Vietnam y una estatua de Ho Chi Minh, máximo héroe de Vietnam, quien le ganó la guerra a EEUU, fundador de la República Socialista de Vietnam, sale en todos los billetes e incluso Saigon fue renombrada a Ho Chi Minh City.



Varios vietnamitas, que hablaban español e inglés nos dieron charlas acerca de Vietnam, de su economía: principales exportadores en el mundo de arroz, pistachos y castañas de caju, además industria electrónica y textil. También sobre su historia: siempre fueron dominados por las grandes potencias de su época: China, Francia, Japón, EEUU, y siempre lograron expulsarlos y mantener, a pesar de todo, su cultura, por lo que son un pueblo sumamente orgulloso.

También nos contaron que Chile fue uno de los pocos, y de los primeros países en establecer relaciones diplomáticas con Vietnam, después de Cuba, durante el gobierno de Salvador Allende, por lo que nos consideraban sus amigos.

Después de la charla nos llevaron a conocer el barrio antiguo caminando. Primero nos mostraron como un vietnamita le cortaba el pelo a otro en plena calle, y luego nos llevaron a uno de los muchos lagos de Hanoi. Al otro lado del lago se veían grandes edificios correspondiente al sector moderno de Hanoi.

Junto al lago habían vendedoras de frutas, que usaban gorros tradicionales, y una exótica forma de transportar sus productos. Al parecer eran buena onda y accedían felices a fotografiarse con nosotros, incluso pasándonos sus herramientas de trabajo y vestimentas, pero después nos perseguian pidiéndonos dinero por el favor. Había que darles algo para que se fueran.



Llegamos a la Pagioda Tran Quoc,. un templo budista, y nos fotografiamos con ella, uno de los íconos de Hanoi. Luego observamos un monolito donde los vietnamitas capturaron a un paracaidista estadounidense, símbolo de la guerra, y que después inspiraría una película. Ese soldado fue John McCain, actual candidato republicano a la presidencia de EEUU.


En ese momento comenzó a llover así que caminamos al restoran que habiamos ido el día anterior, y que quedaba bastante cerca de donde estabamos: frente a otro lago más pequeño. Comimos como cerdo, dando preferencia a los tallarines con salsa de tomate, una de las pocas comidas occidentales que habiamos podido probar, y a los postres. También comimos harta pizza y pollo asado, así como algunos productos vietnamitas de buen sabor.

Después de almuerzo nos fuimos a dar una vuelta con el Carlos. Encontramos un local donde los vietnamitas se juntaban a jugar Winnin Eleven. Sentimos el deseo de desafiarlos pero finalmente desistimos. Luego de caminar un buen rato, volvió la lluvia con más fuerza, así que detuvimos a una especie de taxista, que llevaba a la gente en un carrito impulsado por bicicleta. El tipo era un vietnamita flaco y demacrado, sin embargo fue capaz de llevarnos a mi y al Carlos, más de 150 Kg, sin problemas, por alrededor de 15 cuadras.



















Al llegar a nuestro hotel, le preguntabamos cuando había que pagarle. Nos pedía 100 Dong a cada uno, alrededor de 3 lucas por cabeza. Lo mandamos a la mierda y le ofrecimos 50 por los 2, pero insistía todo el rato. Cuando le contamos que eramos chilenos quizo mostrarnos alguna cosa chilena que tenía en su billetera, pero no la encontraba y estaba desesperado buscándola. Nosotros ya estabamos chato del vietnamita y la lluvia estaba empezando a aumentar, así que le pasamos 100 dong no más, y nos fuimos rápidamente al hotel, donde estuvimos leyendo noticias chilenas por un rato, y luego fuimos a nuestra habitación a defecar.

Cuando había oscurecido, alrededor de las 7, nos llevaron a comer nuevamente a otro restoran. la comida nuevamente era gratis, tipo buffete, pero esta vez teniamos que pagar por las bebidas. Nos tomamos una cerveza Tiger, la mejor que probamos en Vietnam.


Luego, nos llevaron de nuevo al edificio de la Asociación de Amistad Chile-Vietnam, donde jóvenes vietnamitas que estudiaban español nos iban a hacer una fiesta.

















Cuando llegamos sólo habian vietnamitas hembras (así eran llamadas por los vietnamitas hombres) sentadas en una mesa. Nos hicieron hacer un círculo y cantar, mientras Lihn animaba la fiesta (super fome). Una vietnamita cantó una canción en español. Después Lavín y Arellano cantaron una canción chilena, y al final un viejo vietnamita cantó una canción de Ho Chi Minh. Después había que bailar reggaeton censurado con las vietnamitas.



Más tarde nos dieron libertad, y estuve conversando con algunas vietnamitas. Nos contaron que en Vietnam las mujeres no tomaban ni salían de noche, y las mujeres que se comportaban así eran "chicas malas", es decir, todas nuestras compañeras eran malas. Todas manejaban motos, aunque algunas tenían miedo del tráfico.
Para comer había plátano, mandarinas, pistachos, castañas de caju. Para beber había cerveza Bia Ha Noi, de mal sabor, latas de jugo de naranja, y un copete llamado Lua Moi, o vodka vietnamita, de sabor asqueroso y 46°. Me tome la mitad de una cerveza, varias copas de vodka vietnamita, y cuando ya todos estaban jugoseando, me largué con el Carlos a comprar ropa.



Pasamos por varias tiendas, incluyendo una para Vietnamita Maricón. Por fuera parecía ser una tienda de mujer (entramos para comprar regalos), pero por dentro era ropa de hombre, de color rosado y lila. Luego fuimos a una tienda cercana al hotel, donde el Carlos desordenó todo, probándose como 20 poleras distintas. Todo el rato alegaba por el precio y regateaba, por lo que las vietnamitas estaban enfurecidas con él, y deseaban que se fuera luego. Cuando nos fuimos le comenté su actitud, y no me creía que las vietnamitas estaban enojadas (acostumbrado a tratar con los chinos, que les gustaba pelear los precios).

Todos los días teniamos que ir a comprar ropa para el Carlos, debido a que había perdido su maleta en Hong Kong.

Llegamos como a las 1 o 2 al hotel a dormir, cansados de tanto caminar.

miércoles, 9 de abril de 2008

Guangzhou. Compras en Guangzhou y Viaje a Hanoi. Jueves 14 de Enero 2008.

Desperté sin saber que había pasado la noche anterior, recordando pocas cosas, hambriento y medio ebrio todavía. El Carlos seguía durmiendo así que bajé solo a desayunar (tome abundante jugo) y luego fui a hacer unas llamadas a Chile (la primera vez que llamaba a mis papás).
Esa mañana casi todos estaban con la caña. Antes de irnos tuvimos que pagar lo que habiamos consumido, que fue bastante barato. Después tomamos el bus nuevamente rumbo a Guangzhou, ciudad antes conocida como Cantón (desde donde proviene la comida cantonesa).
En el camino pasamos al Museo de la Guerra del Opio. No era muy interesante. Mostraba sólo algunas maquetas y unas pocas antigüedades. Más tarde estuvimos en los jardines esperando, mientras tanto yo conversaba con Jessica, nuestra guía.



El grupo se separó: algunos voluntarios fueron a una actividad formal, mientras el resto iriamos a conocer la ciudad de Guangzhou.

Llegamos a la ciudad y lo primero que vimos fue un gran edificio en construcción y un centro de eventos gigantesco. Un río cruzaba la ciudad. Luego dimos unas vueltas y nos llevaron a un sector donde se encontraba la opera de Guangzhou y una buena vista de los rascacielos cercanos al río.


Después decidimos ir a un sector comercial en vez de almorzar, y cada uno comería por su cuenta. Durante el viaje nos contaron que Guangzhou tenía gran cantidad de centros comerciales y financieros, además de barrios donde sólo vivían árabes, negros, indios o europeos. La arquitectura de la ciudad era similar a la de Beijing, y con gran cantidad de autos de lujos. para mí fue la segunda mejor ciudad después de Hong Kong, superando a Beijing.

Llegamos al centro y fuimos a un hotel a cambiar dinero, pero no se pudo. Decidimos caminar y más adelante ver que podiamos hacer. El Carlos quería usar mi dinero para comprarse cosas, pero yo quería comprarme una batería de cámara y accesorios para iPOD.

Después de recorrer algunas cuadras, cachamos que estaba lleno de Copy Market y a mucho mejores precios que Beijing. Guangzhou es una ciudad textil, así que lo más probable es que lo que comprabamos en Beijing se fabricaba en Guangzhou. El precio que conseguiamos en Beijing después de regatear, era el precio base en Guangzhou, es decir, de todas maneras nos cagaron los chinos en Beijing y no nosotros a ellos.



Debido a los precios y la habilidad de negociarlos aun más del Carlos, accedí a gastar mi dinero en ropa y nos compramos en grandes cantidades: pantalones, camisas, polerones, calsoncillos, chaquetas, poleras deportivas... también compre unos monos de tolueno que vendían en la calle.

Entre las compras hicimos un break para ir a almorzar a McDonalds, ya que quedaba en uno de los Copy Market que fuimos. Pedimos un combo de pollo picante más bebida tóxica que tomaban los chinos, que consistía en soda con granadina y crema espumosa. Había que revolver la mezcla y resultaba un líquido de sabor asqueroso, pero que les encantaba a los chinos. No fui capaz de tomarmelo, aun cuando sentía el poder del ají en mi lengua.

Seguimos comprando y más tarde nos reunimos en el comienzo del centro a esperar el bus. Las calles de Guangzhou se caracterizaban por su olor asqueroso, que ya había sentido en Shenzhen, y chinos por montones escupiendo pollos. Mi teoría acerca de la situación, era que los pollos de los chinos se descomponían en la calle y se ponían hediondos, además que probablemente orinaban en la calle (en Febrero sentiría el mismo olor en Reñaca, en una calle frecuentada por los borrachos).

Hicimos una colecta entre todos para regalarle dinero a Jessica nuestra guía, la más buena onda de las que habiamos tenido hasta ahora. Cuando nos ibamos, Arellano compró unos racimos de plátanos chinos, que eran de tamaño pequeño, por lo que empezó a agarrar pa'l webeo a Yun-tso Lee, haciendo una analogía del tamaño de los plátanos con los genitales de Yun-tso Lee.

Camino al aeropuerto había una gran congestión vehicular, así que nos demoramos alrededor de una hora en llegar.

Antes de llegar al aeropuerto había que pasar por un paso bajo nivel, por donde arriba pasaban los aviones. El aeropuerto era grande, no tanto como los otros en que estuvimos, pero muy superior al de Santiago. Había gran cantidad de negros en el aeropuerto, de aspecto desconfiable. Así que con el Carlos deseabamos que ójala no nos tocara un negro sentado al lado en el avión. El Carlos se obsesionó con los negros y cada vez que veía uno exclamaba "te lo ganaste, te lo ganaste!!". Nos demoramos como 40 minutos en hacer check-in y pasamos al Duty Free, de gran tamaño. Lavín fue estafado al invitar a 10 compañeros a tomar un café y pagar una cuenta de 50 lucas. Antes yo pase por ese local y las chinas me invitaban a pasar, yo sólo quería una bebida y me acerque a ver el precio: alrededor de 2 lucas. Fui al negocio de al frente y estaban a $500, precio más normal.

Luego de esperar un par de horas, abordamos el avión. El avión era chiquitito, como un avión que hace el trayecto Concepción-Santiago: 3 asientos por lado. Me senté, me puse mi antifaz y me quede dormido, sin siquiera haber tomado alcohol de tanto cansancio.

El viaje fue tóxico, lleno de turbulencia que me despertaba. No comí de tan penca que estaba. En un momento vi pasar el carro de la comida pero me dio flojera despertarme a comer. Luego de unas dos horas llegamos a Hanoi.

El aeropuerto se notaba más penquita que los anteriores, estaba todo obscuro. Cuando nos bajamos, en vez de una manga, había una escalera y unos vietnamitas ayudando, estaba lloviendo y hacía frío, y abajo esperaba un bus para llevarnos al interior del aeropuerto.

Pasamos la aduana y salimos del aeropuerto. Lavín, Yun-tso Lee y Gonzalo Müller se fueron en un auto que los esperaba a la salida. A nosotros nos mandaron en un bus estacionado como a una cuadra. Estaba lloviendo y hacía frío. Yun-tso Lee nos había prometido temperaturas entre 18 y 28°C....

Durante el viaje a Hanoi conocimos a los guías: Lihn, que hablaba español, un tipo enano y flaco, de 40 Kg de peso, y Tahn, alto y siempre sonriente, que hablaba inglés. Nos hablaron de algunas de las cosas que ibamos a conocer al día siguiente.

Llegamos a un restoran a una cena de bienvenida con el embajador de Chile en Vietnam. La comida fue mucho mejor que nuestras últimas comidas chinas. Comí pollo rostizado, pizza, tallarines, postres varios, helado y fruta. No quise probar el Pho, la sopa tradicional vietnamita. Esta primera comida me hizo pensar que la comida vietnamita era superior, pero después me enteraría que nos daban un menú "occidentalizado", por eso no nos daban perro, que no había podido probar. Además las siguientes comidas vietnamitas serían asquerosas.

Después de una charla del embajador nos fuimos al hotel, el más penca en que estuvimos, chico y casi todo estaba malo, y los snack eran mucho más caros. Vimos TV vietnamita y luego nos dormimos.



Hasta ahora no teniamos una muy buena impresión de Vietnam.

Dongguan, Shenzhen. Fábrica, Feria, Almuerzo, Compras en Shenzhen, Karaoke. 23 de Enero 2008.

Desperté temprano este día, me duche y bajé solo a tomar desayuno, ya que el Carlos quería dormir un rato más. Comí como cerdo, mi ya clasico desayuno chino, y luego me di unas vueltas por el hotel, fui a ver la oficina donde se podía chatear y hablar por teléfono, y después me di unas vueltas por los jardines del hotel tomando fotos.


Más tarde llegó el bus a buscarnos y partimos rumbo a Dongguan, una ciudad industrial, más fea y contaminada que las que habiamos visto. Llegamos a una fábrica de artículos electrónicos, donde nos dieron una charla en inglés sobre sus clientes (puras marcas como sony, aiwa, etc.) y operaciones de la empresa.
Luego nos hicieron un tour por la fábrica. Primero fuimos a ver sus productos: radio con pantalla LCD y entrada para iPOD, pantallas LCD con DVD para autos, amplificadores, parlantes y LCD para autos, y otros. Luego fuimos a ver a los trabajadores, quienes eran en mayoría niños. Después salimos y nos tomamos algunas fotografías grupales.





Teniamos que ir a almorzar pero en el camino decidimos pasar a una feria china, para ver las condiciones en que vendían sus alimentos. Ya estaba cerrando así que no había mucho movimiento. Vendían verduras y granos como maní y habas, y gran cantidad de animales, la mayoría vivos: ranas, serpientes, peces, patos, gallinas, tortugas, y también tenían un montón de perros, tipo pitbull, descuerados y destrozados para vender. Fotografiamos todo y nos fotografiamos con los perros.


El jefe de la feria mandó a un fotografo a fotografiarnos a nosotros, y nos sacamos fotos con ellos también. Nos regalaron pedazos de bambú que había que masticar para sentir su centro dulce y jugoso y luego escupir, y también comimos habas tostadas.

Luego volvimos al bus donde estaban quienes no quisieron bajarse a ver a los perros, y partimos rumbo al restoran donde ibamos a almorzar.
El restoran igual conservaba la mayoría de sus animales vivos, incluyendo un cocodrilo, escarabajos de agua, gran cantidad de peces y langostas, serpientes y tortugas. También había una almeja gigante de aspecto fálico, que todos confundían con un pico gigante.


Almorzamos en un salón del restoran donde nos tenían unas mesas, y constantemente llegaban chinos con nuevos platos para degustar. El almuerzo fue asqueroso, todo era malo, olores y texturas asquerosas, comimos callampas, vegetales al vapor, arroz sin sabor, costillas de perro (supuestamente eran de ternero, pero todos creian que eran de perro). Luego de haber estado en la feria pocos tenían ganas de comer, además era bastante temprano y habiamos desayunado hace poco.
Claudio se comió un ojo del pescao, el plato fuerte del almuerzo, un pescao de aspecto, sabor y textura asquerosa, que era servido con cola y cabeza. Primero se comió un ojo mezclado con carne, y luego el ojo solo.




Después de almuerzo viajamos alrededor de una hora a la ciudad de Shenzhen, una de las más modernas de China, donde iniciaron su apertura económica. La ciudad estaba llena de autopistas bacanes (la autopista entre Shenzhen, Dongguan, Guangzhou era un puente super largo, como el camino entre Santiago y Viña, mientras las ciudades continuaban por debajo) y rascacielos.

Nos advirtieron que en Shenzhen habían ladrones así que teniamos que tener cuidado con ellos. También nos dijeron que esa ciudad era famosa por sus artículos electrónicos, así que eso podiamos comprar.



Nos bajamos y entramos a un edificio mall, que consistía en 6 pisos llenos de cosas electrónicas: notebooks, cámaras, tarjetas de memoria, celulares, chips y circuitos por montones, se podía comprar hasta la mínima parte de un computaqdor o celular. Pero no encontré lo que quería: batería de cámara Sony, y si había estaba muy cara.

Acompañe al Carlos a comprar yuan (moneda china) a un banco cercano y le pedimos indicaciones a una china acerca de dónde comprar maletas y ropa. Habló con otro chino que personalmente nos acompañó como 4 o5 cuadras hasta otro mall, incluso dentro del mall nos llevó al piso donde teniamos que comprar. No sabiamos cómo decirle que se fuera y que ya no lo necesitabamos.

Los precios eran todos super caros y los productos originales, tanto o más caros que en Chile, así que decidimos no comprar nada. Volviamos frustrados y decidimos cruzar la calle porque se veían unas tiendas de cámaras al frente. La tienda igual era cara pero en las calles aledañas encontramos lo que buscabamos: Copy Market.

El Carlos empezó a hacer su trabajo, primero cagándose a un chino con el precio de una mochila, y luego entró a una tienda a probarse y comprar ropa. Nos quedaba poco tiempo para la hora de reunión, a la salida del primer mall, así que mientras el Carlos compraba, yo recorría corriendo las calles de Shenzhen buscando una botillería para comprar alcohol para la noche. No encontraba en ninguna parte, me empecé a sentir chato y paranoico, rodeado de chinos escupiendo pollos, comiendo en la calle, calles que eran hediondas, restoranes de pirañas, reptiles e insectos, y otras asquerosidades similares a las que vimos en Beijing y en el restoran de Dongguan. Las botillerías que encontraba sólo vendían alcohol chino, que ni cagando pensaba comprar. Finalmente, encontré una botillería donde compré un whisky Johnie Walker.

Me reuní con el Carlos y nos fuimos rápido al lugar de reunión, alcanzando a llegar a la hora. Sin embargo, los profesores no llegaban nunca, y después de que tanto nos insistieron en ser responsables ahora ellos no lo estaban haciendo. Empezamos a exigirle a la guía (Jessica, nueva guía) que teniamos que irnos al hotel, tal como habiamos acordado: "el que no llega, se va en taxi al hotel!!". Pero la guía insistía en esperar hasta que llegaron con 20-30 minutos de retraso, ganándose las pifias de todos.
Para compensarnos nos comunicaron que tomaron la decisión de que la Universidad asumiría los gastos de arrendar un salón de carrete del hotel, para que hicieramos una fiesta en la noche. Todos estaban felices.

Llegamos a ducharnos y cambiarnos de ropa para carretear. Pero haciamos todo lento y penca. Cuando nos quedaba una hora decidimos apurarnos, y nos pusimos a tomar rápidamente el whisky pa llegar curados y no tener que gastar tanto dinero en copete adentro.

El segundo piso de los carretes consistía en un pasillo lleno de habitaciones para carretear. La nuestra tenía sillones, una mesa, un bar, pantalla de plasma para karaoke, y música a elección. La fiesta comenzó con karaoke. Cuando llegamos notamos que el copete era gratis, así que me puse a tomar más whisky hasta emborracharme y quedarme dormido.

Antes hice algunas cosas que no recuerdo, como cantar con Lavín, lo que sería registrado y saldría en el diario La Segunda algunos días después. Varios se fotografiaron conmigo mientras dormía, y me acostaron en una posición más cómoda. El Carlos, que igual estaba en estado de ebriedad se equivocaría de habitación, y entró a otra (sobornando al guardia), donde habían maracas chinas bailando en pelota. Al final de la noche fue sorprendido subiéndose a un taxi con unos chinos y fue detenido por Arellano. Lavín volvió al carrete más tarde y al encontrar a todos ebrios suspendió el suministro de alcohol, pero Yun-tso Lee, nuestro profesor borracho se encargó de conseguir más (terminaría ebrio también).


Así terminó esta noche, en medio de la desorientación y exceso de alcohol.