miércoles, 9 de abril de 2008

Guangzhou. Compras en Guangzhou y Viaje a Hanoi. Jueves 14 de Enero 2008.

Desperté sin saber que había pasado la noche anterior, recordando pocas cosas, hambriento y medio ebrio todavía. El Carlos seguía durmiendo así que bajé solo a desayunar (tome abundante jugo) y luego fui a hacer unas llamadas a Chile (la primera vez que llamaba a mis papás).
Esa mañana casi todos estaban con la caña. Antes de irnos tuvimos que pagar lo que habiamos consumido, que fue bastante barato. Después tomamos el bus nuevamente rumbo a Guangzhou, ciudad antes conocida como Cantón (desde donde proviene la comida cantonesa).
En el camino pasamos al Museo de la Guerra del Opio. No era muy interesante. Mostraba sólo algunas maquetas y unas pocas antigüedades. Más tarde estuvimos en los jardines esperando, mientras tanto yo conversaba con Jessica, nuestra guía.



El grupo se separó: algunos voluntarios fueron a una actividad formal, mientras el resto iriamos a conocer la ciudad de Guangzhou.

Llegamos a la ciudad y lo primero que vimos fue un gran edificio en construcción y un centro de eventos gigantesco. Un río cruzaba la ciudad. Luego dimos unas vueltas y nos llevaron a un sector donde se encontraba la opera de Guangzhou y una buena vista de los rascacielos cercanos al río.


Después decidimos ir a un sector comercial en vez de almorzar, y cada uno comería por su cuenta. Durante el viaje nos contaron que Guangzhou tenía gran cantidad de centros comerciales y financieros, además de barrios donde sólo vivían árabes, negros, indios o europeos. La arquitectura de la ciudad era similar a la de Beijing, y con gran cantidad de autos de lujos. para mí fue la segunda mejor ciudad después de Hong Kong, superando a Beijing.

Llegamos al centro y fuimos a un hotel a cambiar dinero, pero no se pudo. Decidimos caminar y más adelante ver que podiamos hacer. El Carlos quería usar mi dinero para comprarse cosas, pero yo quería comprarme una batería de cámara y accesorios para iPOD.

Después de recorrer algunas cuadras, cachamos que estaba lleno de Copy Market y a mucho mejores precios que Beijing. Guangzhou es una ciudad textil, así que lo más probable es que lo que comprabamos en Beijing se fabricaba en Guangzhou. El precio que conseguiamos en Beijing después de regatear, era el precio base en Guangzhou, es decir, de todas maneras nos cagaron los chinos en Beijing y no nosotros a ellos.



Debido a los precios y la habilidad de negociarlos aun más del Carlos, accedí a gastar mi dinero en ropa y nos compramos en grandes cantidades: pantalones, camisas, polerones, calsoncillos, chaquetas, poleras deportivas... también compre unos monos de tolueno que vendían en la calle.

Entre las compras hicimos un break para ir a almorzar a McDonalds, ya que quedaba en uno de los Copy Market que fuimos. Pedimos un combo de pollo picante más bebida tóxica que tomaban los chinos, que consistía en soda con granadina y crema espumosa. Había que revolver la mezcla y resultaba un líquido de sabor asqueroso, pero que les encantaba a los chinos. No fui capaz de tomarmelo, aun cuando sentía el poder del ají en mi lengua.

Seguimos comprando y más tarde nos reunimos en el comienzo del centro a esperar el bus. Las calles de Guangzhou se caracterizaban por su olor asqueroso, que ya había sentido en Shenzhen, y chinos por montones escupiendo pollos. Mi teoría acerca de la situación, era que los pollos de los chinos se descomponían en la calle y se ponían hediondos, además que probablemente orinaban en la calle (en Febrero sentiría el mismo olor en Reñaca, en una calle frecuentada por los borrachos).

Hicimos una colecta entre todos para regalarle dinero a Jessica nuestra guía, la más buena onda de las que habiamos tenido hasta ahora. Cuando nos ibamos, Arellano compró unos racimos de plátanos chinos, que eran de tamaño pequeño, por lo que empezó a agarrar pa'l webeo a Yun-tso Lee, haciendo una analogía del tamaño de los plátanos con los genitales de Yun-tso Lee.

Camino al aeropuerto había una gran congestión vehicular, así que nos demoramos alrededor de una hora en llegar.

Antes de llegar al aeropuerto había que pasar por un paso bajo nivel, por donde arriba pasaban los aviones. El aeropuerto era grande, no tanto como los otros en que estuvimos, pero muy superior al de Santiago. Había gran cantidad de negros en el aeropuerto, de aspecto desconfiable. Así que con el Carlos deseabamos que ójala no nos tocara un negro sentado al lado en el avión. El Carlos se obsesionó con los negros y cada vez que veía uno exclamaba "te lo ganaste, te lo ganaste!!". Nos demoramos como 40 minutos en hacer check-in y pasamos al Duty Free, de gran tamaño. Lavín fue estafado al invitar a 10 compañeros a tomar un café y pagar una cuenta de 50 lucas. Antes yo pase por ese local y las chinas me invitaban a pasar, yo sólo quería una bebida y me acerque a ver el precio: alrededor de 2 lucas. Fui al negocio de al frente y estaban a $500, precio más normal.

Luego de esperar un par de horas, abordamos el avión. El avión era chiquitito, como un avión que hace el trayecto Concepción-Santiago: 3 asientos por lado. Me senté, me puse mi antifaz y me quede dormido, sin siquiera haber tomado alcohol de tanto cansancio.

El viaje fue tóxico, lleno de turbulencia que me despertaba. No comí de tan penca que estaba. En un momento vi pasar el carro de la comida pero me dio flojera despertarme a comer. Luego de unas dos horas llegamos a Hanoi.

El aeropuerto se notaba más penquita que los anteriores, estaba todo obscuro. Cuando nos bajamos, en vez de una manga, había una escalera y unos vietnamitas ayudando, estaba lloviendo y hacía frío, y abajo esperaba un bus para llevarnos al interior del aeropuerto.

Pasamos la aduana y salimos del aeropuerto. Lavín, Yun-tso Lee y Gonzalo Müller se fueron en un auto que los esperaba a la salida. A nosotros nos mandaron en un bus estacionado como a una cuadra. Estaba lloviendo y hacía frío. Yun-tso Lee nos había prometido temperaturas entre 18 y 28°C....

Durante el viaje a Hanoi conocimos a los guías: Lihn, que hablaba español, un tipo enano y flaco, de 40 Kg de peso, y Tahn, alto y siempre sonriente, que hablaba inglés. Nos hablaron de algunas de las cosas que ibamos a conocer al día siguiente.

Llegamos a un restoran a una cena de bienvenida con el embajador de Chile en Vietnam. La comida fue mucho mejor que nuestras últimas comidas chinas. Comí pollo rostizado, pizza, tallarines, postres varios, helado y fruta. No quise probar el Pho, la sopa tradicional vietnamita. Esta primera comida me hizo pensar que la comida vietnamita era superior, pero después me enteraría que nos daban un menú "occidentalizado", por eso no nos daban perro, que no había podido probar. Además las siguientes comidas vietnamitas serían asquerosas.

Después de una charla del embajador nos fuimos al hotel, el más penca en que estuvimos, chico y casi todo estaba malo, y los snack eran mucho más caros. Vimos TV vietnamita y luego nos dormimos.



Hasta ahora no teniamos una muy buena impresión de Vietnam.

1 comentario:

Jhonatan Garcia dijo...

Hola, cual es la mejor zona para hospedarse? que este cerca de los sitios de compras?
Saludos