Este viaje comenzó el Viernes 18 de Enero, cuando yo y Carlos Novoa tomamos nuestro primer avión rumbo a Santiago, a las 8 de la mañana, ya que habiamos pensado en los imprevistos que nos podían surgir, y debíamos estar a las 11.30 en el campus de la UDD en san carlos de Apoquindo.
El resto del grupo se iría en un vuelo comprado por medio de la universidad a las 9 de la mañana, y luego habría un bus esperando a las 10 para llevarnos a todos a la U. Como nosotros ya habíamos comprado nuestros pasajes más temprano, decidimos esperar en el aeropuerto para irnos en el bus con los demás.
Sin embargo, el vuelo de las 9 se atrasó y esperamos desde las 9 hasta las 10.30 sin que llegara el bus. Hablamos con Yun-tso Lee, quien nos dijo que el bus no llegaría hasta confirmar que el siguiente vuelo venía en camino, así que decidimos ir a la U por nuestra cuenta.
Dejamos nuestras maletas en la custodia del aeropuerto y tomamos un bus hasta la estación de trenes. Luego tomamos el metro hasta escuela militar y finalmente un taxi hasta la universidad. Cuando llegamos estaban todos chatos esperando a los rezagados, y tuvimos que esperar un buen rato más.
Finalmente todos llegaron y nos dieron una charla acerca de lo que iba a ser el viaje. Yun-tso Lee nos comentó que el programa había sido modificado y lo comentamos completamente. Nos dieron nuestros pasajes y algunos regalos, y después almuerzo.
Acalorados nos echamos bajo unos árboles a descanzar, para ir luego a una reunión con el embajador de Vietnam, Lavín y Ernesto Silva.
Luego tomamos un bus al aeropuerto (nos demoramos como una hora en llegar). Ese mismo día viajaba la selección a su gira en Asia para enfrentar a Japón y Corea, aunque no coincidimos con la delegación.
Mi maleta pesó 12 Kg, ya que llevaba lo mínimo necesario, pensando en comprarme cosas en China.
Al pasar por el duty free, yo y el Carlos compramos algunas revistas y, pensabamos comprarnos unas botellas de pisco para el viaje, pero nos comunicaron que estaban haciendo controles en Madrid y nos iban a quitar las botellas, así que decidimos comprar sólo unas petacas de whisky (500 cc), para asegurarnos la borrachera del viaje por lo menos.
El avión despegó alrededor de las 19.30 y la primera media hora fue super penca, todo el rato en ascenso para cruzar la Cordillera de los Andes. Al Carlos lo cambiaron muchas veces de puesto hasta que al final le tocó con una mina rica. Más tarde comí unos tallarines, me tomé unos vinos y whiskys, cortesía de LAN, y después me tomé unos vasos de mi petaca hasta sentirme ebrio, dormirme y despertar al otro día, a un par de horas de llegar a Madrid.
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