Desperté temprano este día, me duche y bajé solo a tomar desayuno, ya que el Carlos quería dormir un rato más. Comí como cerdo, mi ya clasico desayuno chino, y luego me di unas vueltas por el hotel, fui a ver la oficina donde se podía chatear y hablar por teléfono, y después me di unas vueltas por los jardines del hotel tomando fotos.
Más tarde llegó el bus a buscarnos y partimos rumbo a Dongguan, una ciudad industrial, más fea y contaminada que las que habiamos visto. Llegamos a una fábrica de artículos electrónicos, donde nos dieron una charla en inglés sobre sus clientes (puras marcas como sony, aiwa, etc.) y operaciones de la empresa.
Luego nos hicieron un tour por la fábrica. Primero fuimos a ver sus productos: radio con pantalla LCD y entrada para iPOD, pantallas LCD con DVD para autos, amplificadores, parlantes y LCD para autos, y otros. Luego fuimos a ver a los trabajadores, quienes eran en mayoría niños. Después salimos y nos tomamos algunas fotografías grupales.
Teniamos que ir a almorzar pero en el camino decidimos pasar a una feria china, para ver las condiciones en que vendían sus alimentos. Ya estaba cerrando así que no había mucho movimiento. Vendían verduras y granos como maní y habas, y gran cantidad de animales, la mayoría vivos: ranas, serpientes, peces, patos, gallinas, tortugas, y también tenían un montón de perros, tipo pitbull, descuerados y destrozados para vender. Fotografiamos todo y nos fotografiamos con los perros.
El jefe de la feria mandó a un fotografo a fotografiarnos a nosotros, y nos sacamos fotos con ellos también. Nos regalaron pedazos de bambú que había que masticar para sentir su centro dulce y jugoso y luego escupir, y también comimos habas tostadas.
Luego volvimos al bus donde estaban quienes no quisieron bajarse a ver a los perros, y partimos rumbo al restoran donde ibamos a almorzar.
El restoran igual conservaba la mayoría de sus animales vivos, incluyendo un cocodrilo, escarabajos de agua, gran cantidad de peces y langostas, serpientes y tortugas. También había una almeja gigante de aspecto fálico, que todos confundían con un pico gigante.
Almorzamos en un salón del restoran donde nos tenían unas mesas, y constantemente llegaban chinos con nuevos platos para degustar. El almuerzo fue asqueroso, todo era malo, olores y texturas asquerosas, comimos callampas, vegetales al vapor, arroz sin sabor, costillas de perro (supuestamente eran de ternero, pero todos creian que eran de perro). Luego de haber estado en la feria pocos tenían ganas de comer, además era bastante temprano y habiamos desayunado hace poco.
Claudio se comió un ojo del pescao, el plato fuerte del almuerzo, un pescao de aspecto, sabor y textura asquerosa, que era servido con cola y cabeza. Primero se comió un ojo mezclado con carne, y luego el ojo solo.
Después de almuerzo viajamos alrededor de una hora a la ciudad de Shenzhen, una de las más modernas de China, donde iniciaron su apertura económica. La ciudad estaba llena de autopistas bacanes (la autopista entre Shenzhen, Dongguan, Guangzhou era un puente super largo, como el camino entre Santiago y Viña, mientras las ciudades continuaban por debajo) y rascacielos.
Nos advirtieron que en Shenzhen habían ladrones así que teniamos que tener cuidado con ellos. También nos dijeron que esa ciudad era famosa por sus artículos electrónicos, así que eso podiamos comprar.
Nos bajamos y entramos a un edificio mall, que consistía en 6 pisos llenos de cosas electrónicas: notebooks, cámaras, tarjetas de memoria, celulares, chips y circuitos por montones, se podía comprar hasta la mínima parte de un computaqdor o celular. Pero no encontré lo que quería: batería de cámara Sony, y si había estaba muy cara.
Acompañe al Carlos a comprar yuan (moneda china) a un banco cercano y le pedimos indicaciones a una china acerca de dónde comprar maletas y ropa. Habló con otro chino que personalmente nos acompañó como 4 o5 cuadras hasta otro mall, incluso dentro del mall nos llevó al piso donde teniamos que comprar. No sabiamos cómo decirle que se fuera y que ya no lo necesitabamos.
Los precios eran todos super caros y los productos originales, tanto o más caros que en Chile, así que decidimos no comprar nada. Volviamos frustrados y decidimos cruzar la calle porque se veían unas tiendas de cámaras al frente. La tienda igual era cara pero en las calles aledañas encontramos lo que buscabamos: Copy Market.
El Carlos empezó a hacer su trabajo, primero cagándose a un chino con el precio de una mochila, y luego entró a una tienda a probarse y comprar ropa. Nos quedaba poco tiempo para la hora de reunión, a la salida del primer mall, así que mientras el Carlos compraba, yo recorría corriendo las calles de Shenzhen buscando una botillería para comprar alcohol para la noche. No encontraba en ninguna parte, me empecé a sentir chato y paranoico, rodeado de chinos escupiendo pollos, comiendo en la calle, calles que eran hediondas, restoranes de pirañas, reptiles e insectos, y otras asquerosidades similares a las que vimos en Beijing y en el restoran de Dongguan. Las botillerías que encontraba sólo vendían alcohol chino, que ni cagando pensaba comprar. Finalmente, encontré una botillería donde compré un whisky Johnie Walker.
Me reuní con el Carlos y nos fuimos rápido al lugar de reunión, alcanzando a llegar a la hora. Sin embargo, los profesores no llegaban nunca, y después de que tanto nos insistieron en ser responsables ahora ellos no lo estaban haciendo. Empezamos a exigirle a la guía (Jessica, nueva guía) que teniamos que irnos al hotel, tal como habiamos acordado: "el que no llega, se va en taxi al hotel!!". Pero la guía insistía en esperar hasta que llegaron con 20-30 minutos de retraso, ganándose las pifias de todos.
Para compensarnos nos comunicaron que tomaron la decisión de que la Universidad asumiría los gastos de arrendar un salón de carrete del hotel, para que hicieramos una fiesta en la noche. Todos estaban felices.
Llegamos a ducharnos y cambiarnos de ropa para carretear. Pero haciamos todo lento y penca. Cuando nos quedaba una hora decidimos apurarnos, y nos pusimos a tomar rápidamente el whisky pa llegar curados y no tener que gastar tanto dinero en copete adentro.
El segundo piso de los carretes consistía en un pasillo lleno de habitaciones para carretear. La nuestra tenía sillones, una mesa, un bar, pantalla de plasma para karaoke, y música a elección. La fiesta comenzó con karaoke. Cuando llegamos notamos que el copete era gratis, así que me puse a tomar más whisky hasta emborracharme y quedarme dormido.
Antes hice algunas cosas que no recuerdo, como cantar con Lavín, lo que sería registrado y saldría en el diario La Segunda algunos días después. Varios se fotografiaron conmigo mientras dormía, y me acostaron en una posición más cómoda. El Carlos, que igual estaba en estado de ebriedad se equivocaría de habitación, y entró a otra (sobornando al guardia), donde habían maracas chinas bailando en pelota. Al final de la noche fue sorprendido subiéndose a un taxi con unos chinos y fue detenido por Arellano. Lavín volvió al carrete más tarde y al encontrar a todos ebrios suspendió el suministro de alcohol, pero Yun-tso Lee, nuestro profesor borracho se encargó de conseguir más (terminaría ebrio también).
Así terminó esta noche, en medio de la desorientación y exceso de alcohol.
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